1 Cr. 29:11-12
11 Tuya es, oh Jehová la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tu dominas sobre todo; y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
Día 2 - Meditación
Me llama mucho la atención, el panorama en que el rey David menciona estas palabras en su discurso, dado que este podría ser uno de los momentos más gloriosos de David como rey. El solo tenía que dirigir hacia su persona, todo lo que el Señor le había dado, mas no lo hizo. Ese rey de mil batallas, con un ejército numeroso como la arena del mar había construido una nación de dominada a dominante. David podía pensar que tenía muchos méritos personales, pero, no lo hizo.
El rey David, en su momento cumbre, reconoció que el solo había sido un instrumento de Dios y que todas las victorias, conquistas, gloria y honor, aún el mismo reino pertenecen a Jehová, dado que Dios está por encima de los reyes de la tierra. Toda rodilla de todo ser del universo es doblada ante Dios, cuando se reconoce su majestad. Esto fue lo que le pasó a David.
Ahora, ¿imaginas por un momento lo que pasó por la mente de los israelitas? El corazón del pueblo debió estar muy sorprendido, pues pienso que ellos quizás conocían que el rey era un hombre temeroso de Dios, pero ¿en su mejor discurso el reconocer a Dios? Estoy seguro que después de este discurso, en donde David derrama su corazón a través de sus palabras, el pueblo salió con deseos de honrar a Dios también. Por eso, si tienes personas a tu cargo, si tienes puestos de dirección, de coordinación, si eres presidente o rey, reconoce la majestad de Dios como punto de partida, sabiendo que en su mano está la victoria y el verdadero progreso de tu unidad, de tu familia y de tu país. Reconócele y humíllate ante él, pues ahí inicia la sabiduría y el bienestar del ser humano en todos los aspectos.
El corazón es una botella que solo se llena plenamente al reconocer a Dios.
Que Dios te bendiga abundantemente...
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